Control.
Gracias por acompañarme en este nuevo Retazo, desde ya 1:24 am momento en el que lo escribo, te agradezco porque leerás esto que vengo meditando y ya me tocaba ponerlo por escrito. 

Creo que este tema será uno de mis favoritos, porque es algo que ya puedo reconocer y escribir sobre eso, pero que MÁS me cuesta poner en marcha. Así que, lo dejaré por escrito para que sea como un:
Natalie, lee esto cada vez que puedas por favor” y para ustedes:
Fiel lector, regresa a este Retazo en caso de emergencia”. 

No me acuerdo quién y cuándo fue, pero lo que sí, es que me dijo: “Es que tu te descuadras cuando pierdes el control de las cosas”, y yo: "....................."
Nunca me había dado cuenta de eso, nunca me había percatado que era la razón por la que me tomaba tan mal ciertas situaciones. Que era el por qué de muchas frustraciones innecesarias y que a veces ni entendía por qué me molestaban tanto. 

Pues sí, “Hola, me llamo Natalie y soy controladora”. Lo dije. Pero prometo que es algo en lo que trabajo 24/7. 

Les voy a contar primero en qué tipo de circunstancias me he frustrado (entiéndase frustración como un real malgenio/ crisis existencial/ amargura/ quemeiportismo/ estrés/ hablar sin pensar) por no poder controlarlas para ver si les ha pasado también, para luego contarles de qué forma podemos pensar para trabajarlo y finalmente cuál debe ser el balance justo y necesario. 

Circunstancias que no he podido ni puedo controlar: 
Que la gente bote basura a la calle/naturaleza; la falta de iniciativa de personas; que el Gobierno robe millones mientras familias se mueren de hambre; la falta de consciencia de más de la mitad de habitantes del planeta; actitudes racistas/machistas/regionalistas; la forma en la que funciona el sistema de nuestra sociedad; que alguien no comparta mi punto de vista; el desorden de una persona; que se coman algo que había guardado “para después”; que las personas no puedan estar solas/aprecien la soledad; la impuntualidad; la enfermedad de alguien; y así puedo seguir, pero no voy a convertir esto en un desahogo. 

Entonces, frente a estos diversos escenarios, decidí observar a las personas que viven la vida más ligera, para entenderlos y aprender algo de ellos. 
Así que encontré una primera respuesta para ayudarme a mí misma: soltarlo

Tengo que soltar lo que no puedo controlar. Let it go. Que se vaya con el viento. Quitarme esa mochila gigante que no es mía.
IMPORTANTE: Esto es algo que me recuerdo a diario, porque si lo olvido, regreso a lo mismo.
No es fácil, pero en la práctica se crea el hábito.

Lo que dio paso al entendimiento. Una vez que sueltas, lo ves más claro. Así que ahí me hice la siguiente pregunta:
“¿Qué sí puedo controlar?”
y capaz la palabra no debe ser controlar sino, manejar o hacer que pase, y la respuesta fue sencilla: mis propias acciones. 
Así es, la forma en la que pienso, actúo, las decisiones que tomo, MI vida mientras esté en el planeta. Y con eso creo que puedo hacer mucho, porque creo que ser ejemplo tiene un efecto dominó gigante. Y por sobre todo, me deja dormir en paz. 

Esto definitivamente funciona porque no podemos cargar solitos el peso de los problemas del mundo en nuestros hombros, peeeero a veces pensar así al extremo, también puede convertirnos en personas sumamente individualistas, bordeando la actitud:
Ya si esa persona bota basura, ya pues ya fue, yo no lo haré”. Lo que puede hacer que nos quedemos en una zona de confort y nos preocupemos solo por nosotros mismos. Well, no estamos solos en este mundo así que llegar a ese extremo tampoco sirve. 

Y aquí viene la parte linda del asunto, en la que aplicaré mi lema de vida:
Los extremos nunca son buenos, hay que encontrar el balance”. 
Entonces no se trata de “aaagghhh el mundoooo”, ni “no me importa nadaaaa”, sino de reconocer aquello que nos molesta, mejorar nuestros propios hábitos e intentar aportar en nuestro círculo de una forma amigable. 

Es decir, si evidenciamos que alguien no hace algo “correcto”, entonces digámoslo de una forma amable, compartamos conocimiento, seamos ejemplo en situaciones críticas, hagamos cosas sin que nos lo pidan, observemos, escuchemos y comprendamos más; expresémonos; no señalemos. 

Creo que así la carga se hace más ligera. Al menos a mí me ha servido, me hace sentir bien y me aterriza más. 

No lo puedo controlar todo, pero lo que sí, espero que sea un granito de arena más para mi propio bien, para las personas que me rodean, y para el mundo.
RETAZOS 12
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